El abuelo (cuento)

02.07.2021


Las cosas se salieron un poco de control, aunque quizás debiera decir que tenía todo muy planeado ¿cómo no se iban a descontrolar? El abuelo murió hace dos semanas, venía jodido, el páncreas. Como se dice en estos casos "por suerte no sufrió mucho" fueron dos, tres meses y chau. Tenía 88 años, bastante bien. Lo querían todos en el barrio, pero en el entierro éramos la familia nomás, los que lo querían se habían ido antes que él. De los amigos el único que quedó es el Pocho que en el cementerio me dijo "Jorgito tu abuelo era un tipazo no te olvides, porque vos también sos tu abuelo". Yo soy yo le dije, bueno eso también me contestó "pero no te olvides del pasado". Qué ganas de cargarme con tremendo peso este viejo, decir que estábamos en el entierro sino lo mandaba al carajo.

Bueno el asunto es que ahora tengo que vaciar la casa del abuelo Jorge. Hermosa casa, lástima que no nos quedó a mis hermanas, mis primos y yo. El viejo tenía una deuda con una familia del barrio que se ve que le había prestado mucha guita para que se ponga el taller, el asunto es que fue en alguna de esas crisis por las que atravesó el país y a pesar de que pudieron vivir bien, nunca les pudo devolver lo prestado. Como eran muy amigos le dijeron a Jorge que no necesitaban la plata, y el viejo prometió que cuando pudiese o se muriese les dejaba la casa, a ellos o sus hijos. Va a ser la segunda opción. Así que acá estoy en esta casita con jardín a la entrada y un portoncito angosto donde pasa justo un auto. En su momento tenían un Renault 4 me dijo mi vieja.

Mis hermanas están súper tristes y dijeron que no tolerarían estar acá revolviendo el pasado. Yo dije que no tenía ningún drama, ¡por qué tanto espamento con el pasado che! Mis primos están lejos, unos viviendo en el sur y otros por España, así que esta misión le quedó al "pendex" como ellos me decían, me llevan como quince años. Eso sí, avisé que lo que encontrase útil era el primero en la lista para quedárselo. Así que bueno, como dije, tenía todo muy planeado, me habían dado una semana para hacerlo, sobraba tiempo, había cosas pero la mayoría cachivaches.

En el primer día llené como 20 cajas, vajillas, cubiertos, herramientas, revistas, hasta encontré el espejito retrovisor del Renault. En un momento me tomo un descanso, preparo unos mates y doy unas vueltas por la casa. Me imagino lo que debió ser 60 años atrás cuando mi vieja era una bebita con sus hermanas, la abuela y el viejo, el único hombre en la casa. Yo ligué su nombre ¡Mamita! menos mal que hoy ya nadie hace eso. Subo a la terraza veo el barrio, me imagino la calle de tierra, nenes jugando al fútbol, nenas con soga y todos los clichés de las películas y anécdotas que me cuenta la nostalgia de mis padres. Ahí entonces pienso en las guerras de las que escaparon, los milicos, la iglesia, y toda la represión que cargaban encima. Debo admitir que se me cayeron unas lágrimas. Cuando bajo encuentro una foto de mi abuela y veo que tiene el mismo pelo ondulado de mi vieja, el que sacamos con mis hermanas. Me puse a buscar más fotos, encuentro una foto carnet del viejo, me desarmo. Soy yo. Somos idénticos, va, salvo el pelo. Me tiro en el piso miro las dos fotos y lloro, lloro toda la tarde, me acuesto, me levanto, voy a una habitación y la otra e imagino, sólo imagino. Se me caen las lágrimas y por primera vez en mi vida entiendo lo que es la nostalgia, no hay tristeza, quizás pueda decir que hasta hay un poco de alegría, o más que alegría, agradecimiento, agradezco y lloro, lloro y agradezco, agradezco sus alegrías y lloro sus tristezas, y ya ni siquiera de mi familia sino de todo el mundo. Ahí me viene el Pocho a la cabeza diciendo "vos sos tu abuelo", "no te olvides del pasado". Pienso que la verdad estuvo bien el viejo con lo que dijo, no me dijo "viví en el pasado" simplemente que no me olvide. Cómo carajo me puedo olvidar, si de ahora en adelante cuando me mire al espejo me va a saltar en la cara aunque no quiera, pero sabes qué, hoy sí quiero, te estuve esquivando pero ya no más, y te la doy vuelta Pocho, mi abuelo está en mí. La abuela Tita, Pietro, Jorge y Alma, mis viejos, sabes qué no me quiero quedar corto toda la humanidad está en mí, y lloro, que alivio esta lluvia salada que llega de mis ojos a mi labios para renutrir y crecer. Gracias viejo porque me diste en vida y me seguís dando ahora.

Así que lo de embalar las cosas se fue al carajo, esa noche me quedé durmiendo ahí, y al otro día seguí despidiéndome, no empaqué nada más por 3 días hasta hoy. El sábado al mediodía les dije a mis hermanas, a mamá, papá, las tías y tíos que se pasen que les separé algo a cada uno. Mentira, pero voy a tener la parrilla en marcha y un asado de despedida, para que el pasado se festeje presente, para que el presente se reconozca pasado, para que el futuro se forje entero.



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